LA ECONOMÍA DEL FUTURO
1ra. Parte
Por : Elby Cabrera
Economista
Uno de mis autores favoritos Alvin Toffler, definía el término shock futuro “como un estado psicológico concreto que afecta tanto a individuos como a sociedades enteras”. Es decir, cuando existen bastantes cambios en un período de tiempo muy corto.
Es que, el grado tan acelerado de cambio tecnológico y social deja a muchas personas
desconectadas y sufriendo de desorientación y fuerte estrés.
Y esos cambios, vamos analizarlos en este artículo y el próximo sobre La Economía del Futuro, y es que el confinamiento a nivel mundial a causa de la COVID-19 ha tenido un impacto catastrófico sobre la economía. Debemos decir que algunos sectores se han mostrado especialmente frágil, mientras otros, como el comercio online y las plataformas
de streaming, ligados a la digitalización, se han visto fortalecidos. La pandemia también ha puesto en el tapete la obligación de mantener una relación saludable con el medio ambiente.
En efecto, podemos ver claramente cuales sectores llevarán el liderazgo en la economía del futuro. No necesitamos ser Robert Houdini, para adivinar el futuro.
La entrada de Internet en los años noventa marcó el cambio de milenio. Ya no se trataba de una simple variación numérica, sino del nacimiento de un nuevo paradigma caracterizado por la supremacía de lo digital sobre lo material. En 2006, hace solo 15 años, las tres empresas más grandes del mundo por capitalización bursátil eran empresas del mundo del petróleo, así como de Electrodomésticos y de energía. A finales de esta década, el ranking ya está liderado por compañías del mundo digital. A este último, debemos incluir la de la lucha contra el cambio climático.
Es que el mundo evoluciona de manera exponencial y la economía lo hace a un ritmo
equivalente. Además, no se libra de los efectos de terremotos como el causado por la
pandemia de COVID-19 que ha hecho tambalearse a numerosos sectores. La actual crisis ya ha esbozado un futuro en el que los sectores que tradicionalmente lideraban el impulso del PIB van a quedar desbancados a medio plazo por nuevos sectores en alza. Las nuevas tecnologías y los servicios a las personas, con especial atención a los mayores, serán propulsores de desarrollo.
La digitalización, alineada con una aprensión respeto por el medio ambiente, marcará la
economía del futuro. Un buen ejemplo de esta sinergia es el smart farming, que permite a los agricultores maximizar sus recursos y regar, fertilizar y fumigar cada porción de terreno con precisión quirúrgica de acuerdo a sus particularidades y a las previsiones meteorológicas. Así, esta revitalización, que ya es una realidad en algunas ciudades inteligentes, evolucionará hacia los pueblos (smart villages).