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Retiro de la Propuesta Fiscal del Presidente Abinader

Por Max Montilla

montillamax@gmail.com

No suelo escribir sobre temas nacionales porque a veces lo que se dice puede ser malinterpretado. Sin embargo, siento que este es un buen momento para compartir mi opinión sobre el retiro de la propuesta de modernización fiscal presentada por el presidente Luis Abinader. Este proyecto, que tenía como meta reformar el sistema tributario para mejorar la recaudación y reducir el déficit fiscal, fue retirado tras la oposición de varios sectores, principalmente la clase media y el sector empresarial, preocupados por el impacto que podría tener en su economía.

 

Una de las principales inquietudes era que esta reforma podría aumentar la carga tributaria sobre sectores que ya aportan bastante al fisco. La clase media, que es clave en el consumo interno, y los empresarios, que son los que crean empleos, manifestaron que un aumento en los impuestos podría ser perjudicial, especialmente en un momento en que el país está recuperándose de la pandemia. Esto puso sobre la mesa la necesidad de una reforma más justa, que tome en cuenta la realidad económica actual.

 

La decisión del presidente de retirar la propuesta ha sido vista por muchos como un acto de liderazgo sensato. Al escuchar las preocupaciones de los sectores afectados y optar por no avanzar con una reforma que generaba rechazo, el gobierno ha dado un paso hacia un diálogo más abierto. Esta decisión también fortalece la confianza en las instituciones y envía un mensaje positivo de que el liderazgo está dispuesto a ajustar su curso para evitar tensiones innecesarias.

 

El reto de cualquier reforma fiscal siempre será equilibrar la necesidad de aumentar los ingresos del Estado sin afectar negativamente a los sectores productivos. Un buen sistema tributario debe promover el crecimiento económico, no estancarlo. Por lo tanto, el gobierno deberá buscar fórmulas que le permitan recaudar más sin comprometer la competitividad del país ni la estabilidad de la clase media, que ya lleva una carga importante.

 

Si bien es cierto que el déficit fiscal y el aumento de la deuda pública hacen urgente una reforma estructural, cualquier cambio debe hacerse con cuidado y ser progresivo. La modernización fiscal es necesaria, pero debe realizarse de forma que no se castigue a los sectores que son fundamentales para el desarrollo económico del país.

 

Con la retirada de esta propuesta se abre la oportunidad de explorar alternativas más inclusivas. Ahora, el gobierno tiene la posibilidad de replantear la modernización fiscal con un enfoque que no solo sea eficiente en términos de recaudación, sino que también proteja a los sectores clave para el crecimiento del país. Cualquier nueva propuesta debe diseñarse para que el peso de la reforma no recaiga desproporcionadamente sobre la clase media o las empresas.

 

Este retiro también abre la puerta para reforzar la lucha contra la evasión fiscal. Gran parte de los problemas de recaudación provienen de la falta de cumplimiento de ciertos sectores con sus obligaciones tributarias. Un sistema más riguroso en la fiscalización, acompañado de incentivos para quienes cumplen con sus impuestos, podría aumentar significativamente los ingresos sin necesidad de elevar las tasas impositivas.

 

En resumen, la decisión del presidente Abinader de retirar la propuesta de modernización fiscal ha sido vista como una respuesta responsable ante las preocupaciones de la sociedad. Si bien la reforma sigue siendo una prioridad, es esencial que se aborde con un enfoque equilibrado y consensuado, sin sacrificar a la clase media ni frenar el dinamismo empresarial. El verdadero desafío será encontrar un nuevo equilibrio que permita al Estado mejorar su capacidad de recaudación sin comprometer el crecimiento económico ni aumentar las desigualdades.

 

Aquí les dejo unas propuestas para mejorar la recaudación sin afectar a la clase media ni a los empresarios:

  1. Lucha contra la evasión fiscal: Fortalecer los controles y sancionar de manera más efectiva a quienes evaden impuestos, con especial atención a los sectores de altos ingresos y grandes corporaciones. Mejorar la fiscalización no solo garantizaría mayor justicia, sino que también permitiría aumentar significativamente la recaudación sin necesidad de subir los impuestos, protegiendo a los contribuyentes responsables.

  • Revisión de exenciones fiscales: Revisar las exenciones fiscales y eliminar aquellas que no generen beneficios claros para el desarrollo del país o que favorezcan a grupos específicos sin justificación. Esto permitiría al Estado recaudar más sin perjudicar a la clase media.


  • Impuesto a las grandes fortunas: Implementar un impuesto progresivo sobre las grandes fortunas, dirigido a quienes poseen mayores niveles de riqueza, sin afectar a los ingresos de la clase media ni a las empresas que generan empleos y contribuyen al crecimiento económico.


  • Tributación verde: Establecer impuestos a actividades o productos que generan un alto impacto ambiental negativo, incentivando prácticas más sostenibles sin sobrecargar a los sectores productivos ni a los consumidores promedio.

 

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