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Pasos históricos hacia la acción climática global: Reflexiones de la COP29

Por Max Montilla

montillamax@gmail.com 

La recién finalizada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 (COP29) marcó un hito en la lucha contra el cambio climático al acordar compromisos financieros y mecanismos innovadores para mitigar el impacto global. Los países desarrollados se comprometieron a incrementar significativamente su apoyo financiero a las naciones más vulnerables, triplicando gradualmente los fondos hasta alcanzar 1.3 billones de dólares anuales en 2035. Este esfuerzo busca abordar los efectos devastadores del cambio climático en países en desarrollo y comunidades de alto riesgo ambiental.

El nuevo plan financiero es ambicioso, aunque insuficiente para los países más afectados, que inicialmente solicitaron 500 mil millones de dólares al año. A pesar de ello, representa un avance significativo. Los fondos prometidos facilitarán la construcción de infraestructuras resilientes, el desarrollo de energías limpias y la protección de comunidades frente a desastres climáticos. Reconocer la responsabilidad histórica de las naciones industrializadas es un paso positivo hacia la justicia climática.

Además del financiamiento, la creación de un mercado global de carbono fue otra decisión clave. Este sistema permitirá a los países comprar y vender cuotas de emisiones de dióxido de carbono, promoviendo un incentivo económico para reducir la contaminación. Un país que emita menos de su límite podrá vender su excedente a otros que superen su cuota, incentivando la reducción de emisiones de manera global y coordinada.

Entre los aspectos positivos del mercado de carbono destacan su capacidad para generar recursos financieros destinados a proyectos sostenibles y su promoción de la innovación tecnológica. Este enfoque podría fortalecer la cooperación internacional y proporcionar soluciones prácticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de forma más eficiente.

No obstante, el mercado de carbono no está exento de críticas. Algunos advierten que podría ser utilizado por países y grandes corporaciones para «comprar» el derecho de seguir contaminando, en lugar de implementar cambios estructurales necesarios. Este riesgo pone en evidencia la importancia de garantizar que el sistema no se convierta en un mecanismo de «lavado verde».

Para asegurar el éxito de estas iniciativas, serán esenciales la transparencia y la implementación de mecanismos de verificación. La comunidad científica y las organizaciones ambientales deberán monitorear de cerca los avances, asegurando que los fondos lleguen a quienes más los necesitan y que el mercado de carbono cumpla con su propósito original de reducir emisiones.

La COP29 dejó claro que la acción climática requiere no solo compromisos financieros, sino también voluntad política y cooperación global. Transformar los acuerdos en acciones concretas será un desafío crucial en los próximos años, especialmente considerando la urgencia de enfrentar los impactos del cambio climático.

En conclusión, la COP29 representa un paso fundamental hacia la integración del desarrollo económico con la sostenibilidad ambiental. Aunque imperfectos, los acuerdos alcanzados sientan las bases para una colaboración más efectiva en la lucha contra el cambio climático, marcando una oportunidad histórica para proteger el planeta y sus habitantes.

 

Nos leemos en un próximo artículo, Dios mediante. 

 

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