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HABLANDO CON EL SOBERANO

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¿Estoy hipotecando mi salud por la tecnología?

Por Max Montilla

montillamax@gmail.com 

En la era digital, la pantalla se ha convertido en una extensión de nosotros mismos. Desde el trabajo hasta el ocio, nuestros ojos están constantemente fijos en ordenadores, tabletas y smartphones. Pero, ¿a qué costo?

La preocupación por los efectos negativos de las pantallas no es nueva. Ya en la década de 1950, con la llegada de la televisión, los expertos alertaban sobre los riesgos para la vista, la postura y el sedentarismo. Sin embargo, la llegada de los dispositivos móviles ha multiplicado exponencialmente estos riesgos.

Escenas cotidianas que preocupan

  • Parejas que cenan en silencio, absortas en sus teléfonos.
  • Grupos de amigos que comparten tiempo físico, pero no atención.
  • Personas que caminan distraídas, chocando con el mundo real.

Estas escenas, cada vez más comunes, reflejan una realidad preocupante: pasamos, en promedio, 6 horas al día frente a una pantalla, algunos un poco más si le sumamos los fines de semana.

Los efectos no se limitan a la vista y la postura. La exposición constante a las pantallas estimula la producción de dopamina, generando un ciclo de placer-recompensa que puede llevar a la adicción. Además, se han asociado riesgos neurológicos como:

  • Accidentes cerebrovasculares.
  • Problemas de memoria.
  • Alteraciones del lenguaje.
  • Trastornos del sueño.

Gran parte de este tiempo frente a la pantalla se dedica a las redes sociales. Su diseño, centrado en la gratificación instantánea, nos mantiene enganchados, especialmente a los adolescentes.

Un problema que salta a la vista es los jóvenes quienes son los más afectados por este nuevo modelo de socialización. El sedentarismo, la obesidad y los problemas cardiovasculares se suman a:

  • Baja autoestima.
  • Depresión y ansiedad.
  • Pérdida de creatividad.

Es crucial tomar conciencia de los riesgos y establecer límites saludables. No se trata de renunciar a la tecnología, sino de usarla de forma responsable.

Para finalizar, la tecnología es una herramienta poderosa, pero no debe dominar nuestras vidas. Aprendamos a recuperar el control de nuestro tiempo y nuestra salud, y recordemos que el mundo real, con sus interacciones humanas y experiencias sensoriales, sigue esperando ahí fuera.

 

Nos leemos en otro artículo, Dios mediante. 

 

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