EE. UU. Mueve Ficha: ¿Está República Dominicana Lista para el Juego Geopolítico?
Por : Juan Carlos Peña ferreira
La reciente nominación de Leah Francis Campos como embajadora de los Estados Unidos en la República Dominicana no es un simple relevo diplomático: es una jugada estratégica. Estados Unidos está dejando claro que no está dispuesto a perder terreno en una región donde la influencia de China crece día tras día. El tablero del Caribe se ha convertido en un espacio de
tensión silenciosa, donde las potencias globales disputan no solo inversiones, sino también lealtades políticas.
Campos no es una diplomática improvisada. Su carrera en inteligencia, su paso por la CIA y su experiencia como asesora legislativa en el Congreso de EE. UU. la convierten en una figura con una comprensión profunda del mapa geopolítico. Es licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Estatal de Arizona y posee una maestría en Asuntos Internacionales de la Universidad de Pittsburgh. Ha trabajado por más de una década en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y más recientemente como asesora en política exterior para América Latina y otras regiones estratégicas del mundo.
No llega a Santo Domingo para hacer relaciones públicas: llega con misión. Con lectura de contexto. Y, sobre todo, con instrucciones claras: reconstruir y fortalecer la presencia
estadounidense en una nación clave del Caribe, en un momento donde cada movimiento diplomático puede tener impacto regional.
Para República Dominicana, esta designación representa una oportunidad y un desafío.
Oportunidad porque puede abrir puertas a cooperación más profunda en áreas como seguridad, comercio, gobernanza, educación y desarrollo institucional. Porque puede traducirse en más inversión extranjera directa, en respaldo político y en apoyo técnico que fortalezca nuestras capacidades internas.
Pero también representa un desafío. Y no menor. El país mantiene una relación formal con China desde 2018, que ha generado inversiones significativas en infraestructura, tecnología y
comercio. Washington observa esta cercanía con preocupación, y es probable que la nueva embajadora adopte una postura firme para contrarrestar la expansión asiática. Esa presión
implicará tomar decisiones delicadas, donde estará en juego nuestra soberanía, nuestra diplomacia y nuestra capacidad de equilibrio.
Como nación, debemos preguntarnos: ¿Estamos preparados para asumir el nuevo rol que elescenario internacional nos está exigiendo? ¿Contamos con una política exterior que sepa
mantener relaciones maduras con ambas potencias, sin caer en la sumisión, pero también sin perder oportunidades?
La República Dominicana ya no es solo un punto turístico en el Caribe. Es una pieza en un ajedrez geopolítico global. Y las piezas, aunque puedan ser movidas con cuidado, también
pueden ser sacrificadas si no saben jugar su papel. La responsabilidad es nuestra: saber movernos con inteligencia, con firmeza y con visión de futuro.
La embajadora Leah Francis Campos ha llegado. El tablero está listo. Ahora nos toca mover a nosotros.