«Deterioro Educativo en América Latina:
Desafíos desde PISA 2022″
POR Max Montilla
leyendo la prensa nacional, me encontré con una investigación que hizo el periódico Diario Libre cuyo titulo me llamó la atención, era: “Banco Mundial: bajo desempeño académico en RD se da entre ricos y pobres”. En este artículo de investigación donde pone al desnudo la realidad que existe entre los estudiantes pobres y rico, es expresado que no importa la clase social a la que se pertenezca, si es una u otra, no hace la diferencia en el aprendizaje.
Aún con un 4% de inversión en la educación, no hemos podido salir de los últimos lugares y hay que destacar que se han hechos esfuerzos inminentes en diversas gestiones de gobiernos y seguimos saliendo en los últimos lugares.
Así como un viento impetuoso barre con fuerza los primeros puestos del Informe PISA, llevando a Singapur y otros países asiáticos a las cimas académicas, los países latinoamericanos parecen ser hojas a la deriva en la segunda mitad de la tabla. En este panorama educativo, Singapur se erige como un rascacielos imponente, mientras que naciones como Chile, México y Colombia se encuentran inmersas en la penumbra de las clasificaciones.
En este torbellino académico, cuatro países latinoamericanos, Guatemala, El Salvador, República Dominicana y Paraguay, se aferran al furgón de cola, como si fueran testigos de una tormenta que los relega al final de la clasificación global. La situación es tan apremiante que incluso superar a Camboya, el último clasificado, parece ser un reto insoslayable.
El Informe PISA, cual faro que ilumina las brechas educativas, revela que los niveles promedio en distintas partes del mundo han descendido a mínimos históricos, desafiando la gravedad académica. Este descenso, cual marea baja que no solo obedece a los estragos de la COVID, deja a Europa también atrapada en la vorágine de la disminución del rendimiento educativo.
El deterioro del aprendizaje, como se refleja en el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes o Informe PISA, se ha convertido en una realidad común y generalizada entre los estudiantes de América Latina y el Caribe. La influencia de la realidad socioeconómica en el rendimiento escolar no parece ser una variable determinante en la región, según el análisis «El aprendizaje no puede esperar, lecciones para América Latina y el Caribe a partir de PISA 2022», realizado por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En particular, la situación es más preocupante en la República Dominicana, según este estudio. Los datos revelan que el 98% de los estudiantes dominicanos más pobres y el 81% de los más ricos mostraron un bajo desempeño en las pruebas. Esta disparidad se agrava al compararla con los resultados a nivel regional en América Latina y el Caribe, donde el 88% de los estudiantes más pobres y el 55% de los más ricos presentaron un desempeño deficiente en 2022.
El documento destaca la paradoja de que haya más estudiantes con bajo rendimiento entre los relativamente más ricos de América Latina y el Caribe (81%), en comparación con los estudiantes más pobres de la OCDE (47%). Esto sugiere que el nivel socioeconómico no actúa como un antídoto para el bajo rendimiento en la región.
En comparación con los otros 13 países de América Latina y el Caribe que participaron en PISA, República Dominicana emerge como el país con la mayor proporción de estudiantes con bajo desempeño. Asombrosamente, el 92% no logró puntajes aprobatorios en matemáticas, el 75% falló en lectura y el 77% en ciencias.
La prueba PISA clasifica los niveles de competencia de 2 a 6, representando la competencia básica necesaria en ciencias, matemáticas y lectura. Aquellos que no alcanzan este nivel carecen de habilidades esenciales, como el uso de fórmulas matemáticas o la identificación de ideas principales en textos.
La mayoría de los estudiantes de América Latina y el Caribe obtuvieron puntajes en los niveles de competencia más bajos, destacando la excepcionalidad de países como Chile y Uruguay que lideran en rendimiento. Sin embargo, en el caso particular de la República Dominicana, solo el 10% de los estudiantes alcanzó la competencia básica.
El análisis revela que los estudiantes dominicanos están rezagados en comparación con sus pares de países más desarrollados. Con un puntaje de 339, frente al promedio de la OCDE de 475, se evidencia un atraso equivalente a siete años en el sistema educativo dominicano. Estos resultados subrayan la urgencia de abordar las brechas educativas en la región y de implementar políticas efectivas para mejorar el aprendizaje de los estudiantes.
Ojalá y nos pongamos a “estudiar” esta situación antes de que llegue nueva vez los exámenes de PISA y saquemos la misma nota u otra peor.
Nos leemos en un próximo artículo, Dios mediante