Inicio Columnas HABLANDO CON EL SOBERANO

HABLANDO CON EL SOBERANO

51

Valores en la Sociedad Actual: Una Reorientación Necesaria

Por Max Montilla

montillamax@gmail.com 

 

No es cierto que vivamos una época carente de valores, más bien vivimos en una sociedad donde los que están carentes son las personas que no lo reconocen. Los valores hoy imperantes son dictados por el sistema productivo: rentabilidad, rendimiento, rapidez, imperativo tecnológico. No vivimos una época nihilista, sino un tiempo enajenado por el ídolo de la utilidad y el consumo.

 

Actualmente, los valores tradicionales como la honestidad, la compasión y la integridad han sido eclipsados por aquellos que priorizan la eficiencia y el beneficio económico. La sociedad ha adoptado una mentalidad en la que el éxito se mide por la capacidad de generar riqueza y el ritmo al que se alcanzan los objetivos. Este cambio de paradigma ha llevado a una cultura donde la tecnología y la productividad son los nuevos estándares de valor.

 

El imperativo tecnológico ha transformado nuestras vidas, imponiendo una velocidad vertiginosa que deja poco espacio para la reflexión y el crecimiento personal. La rapidez y el rendimiento se han convertido en los nuevos mantras, relegando la importancia del bienestar humano y la conexión emocional.

 

Esta situación no implica una ausencia de valores, sino una reorientación hacia aquellos que favorecen el sistema productivo. Es esencial reconocer este cambio y cuestionar si estos nuevos valores verdaderamente contribuyen al bienestar de la sociedad o si simplemente perpetúan un ciclo de consumo y utilidad que aliena a los individuos de su propia humanidad.

El culto a la productividad ha creado una sociedad donde el tiempo se percibe como un recurso escaso, que debe ser explotado al máximo. Esta mentalidad nos empuja a vivir en un constante estado de urgencia, dejando de lado momentos de tranquilidad y reflexión. La prisa y la eficiencia se han convertido en virtudes, mientras que la paciencia y la introspección son vistas como debilidades.

 

El impacto de esta transformación se extiende a todos los aspectos de la vida cotidiana. Las relaciones personales y familiares a menudo se ven afectadas por la falta de tiempo y atención, ya que el trabajo y las responsabilidades tecnológicas ocupan el centro del escenario. La calidad de vida se mide en términos de productividad, dejando de lado aspectos esenciales como la salud mental y el equilibrio emocional.

 

No obstante, es crucial reconocer que este cambio en los valores no es irreversible. La toma de conciencia sobre el impacto de estos valores en nuestra vida puede llevar a una reevaluación y a la adopción de un enfoque más equilibrado. Es posible integrar la eficiencia y la tecnología en nuestras vidas sin sacrificar nuestra humanidad y bienestar.

 

En conclusión, no vivimos en una época sin valores, sino en una era donde los valores se han redefinido para adaptarse a las demandas del sistema productivo. Es fundamental reconocer esta realidad y reflexionar sobre el tipo de sociedad que queremos construir. Solo así podremos encontrar un equilibrio entre la eficiencia y el bienestar, entre la productividad y la humanidad.

 

Nos leemos en un próximo artículo, Dios mediante. 

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí