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HABLANDO CON EL SOBERANO

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“Yo perdono, pero no olvido”

Por Max Montilla

montillamax@gmail.com 

La frase “Yo perdono, pero no olvido” es común en nuestra sociedad, pero no es bíblica ni refleja el amor de Dios. Timothy Keller, en su libro El Perdón, resalta que Jesús dijo en la cruz: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34).

El perdón: Un camino hacia la sanación y la reconciliación

El perdón es un concepto fundamental en la ética cristiana, pero su significado y práctica a menudo se malinterpretan en la sociedad contemporánea. La frase común «Perdono, pero no olvido» refleja esta confusión, ya que contradice la esencia del perdón bíblico y el ejemplo de Jesucristo.

La naturaleza del perdón

El perdón no es un acto natural para los seres humanos. Requiere una transformación del corazón y la mente, posible gracias al sacrificio de Jesucristo en la cruz. Antes de Cristo, el perdón divino era un misterio, pero su muerte y resurrección revelaron la profundidad del amor y la gracia de Dios, permitiéndonos perdonar a otros como Él nos ha perdonado.

El perdón en la sociedad moderna

En la actualidad, el concepto de perdón ha perdido su dimensión espiritual y se ha reducido a un mero acto transaccional o emocional. Sin embargo, el perdón cristiano trasciende estas limitaciones, buscando la justicia, la reconciliación y la transformación interna tanto del ofensor como del ofendido.

El fundamento bíblico del perdón

La Biblia es la fuente primordial para comprender el significado y la práctica del perdón. A lo largo de sus páginas, encontramos ejemplos y enseñanzas que nos guían en este camino. Perdonar implica renunciar a la venganza, estar dispuestos a la reconciliación y no cobrar la deuda de la ofensa, buscando restaurar la relación quebrantada.

 

Las dimensiones del perdón

El perdón tiene tres dimensiones interrelacionadas: vertical, interna y horizontal. La dimensión vertical se refiere al perdón que recibimos de Dios por gracia mediante la fe. La dimensión interna implica un compromiso personal de perdonar, incluso antes de sentirlo emocionalmente. La dimensión horizontal se manifiesta en la búsqueda de la justicia y la misericordia en nuestras relaciones con los demás, restaurando la armonía y la paz.

La importancia de la humildad y la seguridad en el amor de Dios

Perdonar no es un acto sencillo. Requiere humildad para reconocer nuestras propias faltas y limitaciones, así como seguridad en el amor incondicional de Dios. Solo cuando nos sentimos amados y aceptados por Él, podemos extender esa misma gracia a quienes nos han ofendido.

El perdón como reflejo del amor de Dios

El perdón es una de las expresiones más poderosas del amor de Dios en nuestras vidas. Al perdonar a otros, reflejamos su imagen y cumplimos su mandato de amar a nuestros enemigos. El perdón no solo libera al ofendido del rencor y la amargura, sino que también abre la puerta a la sanación y la restauración de las relaciones.

El desafío del perdón

El perdón es un camino desafiante, pero sus frutos son invaluables. Nos permite experimentar la paz interior, la libertad emocional y la reconciliación con Dios y con los demás. A través del perdón, podemos construir un mundo más justo, compasivo y lleno de amor.

 

Saca todo eso que tengas en tu corazón y atrévete a vivir una vida libre sin ninguna atadura que te ate al rencor de algo que ya pasó.

 

Nos leemos en el próximo artículo, Dios mediante. 

 

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