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El discurso anticorrupción no gana elecciones

Por: Sabala Ricardo Yen

sabala95@outlook.com

En los últimos 20 años la corrupción ha estado en la agenda de problemas de América Latina. Al parecer ese despertar se debe a que con luchas y dificultades tenemos una ciudadanía más activa e instruida que demanda cada vez más de los gobernantes. Las prácticas de corrupción tienen como efecto negar derechos a gran escala debido a que los fondos que son sustraídos del erario público, se convierten en servicios que no llega a la población y allí se de un déficit de la democracia.

Más que actos de corrupción en la República Dominicana, existen estructuras de corrupción, formas de corrupción y peor aún, una cultura de corrupción que se da en lo más encumbrado de la sociedad hasta los sectores populares, por consiguiente, en todo el cuerpo social.  Esta realidad no solo es el espejo del país, es de América Latina y el mundo.

Traigo este tema a colación, en virtud de que, en el último trapo de una campaña electoral en víspera de unas elecciones, salen a la palestra una serie de acusaciones, es como una especie de quien “saque más trapo al sol.  Se enarbola el discurso anticorrupción como una forma de ganar votos, no obstante, si observamos de manera fría y sosegada, el discurso anticorrupción no genera el caudal de votos que se espera, más bien deben ser otras variables que impulse el cambio en las estructuras de poder. Estas afirmaciones la sostengo porque varias mediciones y estudios de opinión realizados por  Latinobarómetro, entre  esos hallazgos o estudios, está la del año 2016 en el   que un 65% de  los encuestados mostraron una tolerancia a las prácticas de corrupción si quienes están al frente de la dirección del Estado son capaces de solucionar los problemas sociales. No cabe duda que este tipo de respuesta muestra la cultura de corrupción enraizada.

Finalmente debo indicar que hay gente que se ha pasado la vida solo criticando la corrupción y hasta aspiran, pero no han podido despegar porque están anclados en un discurso que está distante de las demandas sociales. Los estudios demuestran que el tema de la corrupción está en un cuarto, quinto o sexto lugar en la preocupación ciudadana. Con esto no  quiero justificar la corrupción, bajo ningún concepto, pero si aclarar a aquellos que se sienten puros, inmaculados, redimidos y concebidos sin manchas, que se ganan elecciones sumando voluntades. En esta coyuntura tan difícil a nivel local como exterior, dentro de los principales temas de agenda que preocupan a la ciudadanía están: salud, empleo, seguridad ciudadana, asistencia social y relanzamiento de la economía.

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